Sabía que tenía que hacer un guión artístico (una historia original con su planteamiento, nudo y desenlace) y otro guión técnico (que mostrara cómo representar cada secuencia). Las figuras, accesorios y vehículos iban en aumento, pero se me quedaban escasos para mis aspiraciones. Quería, pero no podía complicarme mucho la vida, porque solamente con el traslado del material podía acabar desriñonado. Eso atentaba contra la propia filosofía del juego que se basaba en pasarlo bien, disfrutar y no morir por él. Finalmente me planteé hacer algo sencillo, sabiendo con qué medios contaba, y el resultado fue una historia titulada: “Los héroes ya están muertos”.




























