El objetivo que se quería conseguir con este trabajo era el de poner en práctica la técnica del «chipping», o cómo conseguir el efecto de un objeto cuya pintura ha sufrido desconchones de óxido. Para ello elegimos un objeto bastante común que se prestara a tener esta apariencia, como una torre con un depósito de agua.
1- Partiendo de una lata de café (encontrada en la basura) se hicieron los planos más o menos proporcionados (ya que depósitos de este tipo los hay de innumerables formas y tamaños) y se procedió a su construcción (fotos 1 y 2).
2- Añadiendo más partes (como la escalera, la plataforma superior de la torre o el embudo de la parte inferior del depósito), se pintó todo de un color óxido uniforme. Primeramente con una capa de negro, sobre la que se pintó con un color chocolate, y se concluyó con otra de tonalidades color naranja teja. Todo en mate (fotos 3, 4 y 5).
3- Sumando más detalles (como los conductos del agua) se procedió a enmascarar toda la estructura con una mezcla de sal fina y sal gorda. Humedeciendo con agua las zonas naturales donde el óxido se produce con más facilidad, se echa la sal y queda pegada. Para ello se usa el aerógrafo, primero para humedecer esas zonas y pegar la sal, y luego para volver a humedecer esa sal pegada para fijarla mejor y evitar que se vaya cuando pintemos el depósito con el color elegido (foto 6).
4- Se pinta toda la estructura con el color que se quiera. En este caso con un gris medio (foto 7).
5- Finalmente, con un cepillo o una espátula de plástico se quita la capa de sal, teniendo cuidado de no raspar tanto que desaparezca toda la pintura o se descubra la superficie original. La misma sal actúa dando un tono blanquecino viejo y sucio, y texturiza de forma rugosa algunas zonas de la superficie (fotos 8, 9, 10 y 11).
El resultado es muy agradecido porque para esta técnica no hace falta cuidar mucho la precisión o el acabado impoluto, y con poco esfuerzo tenemos un elemento destacado más para nuestros campamentos y dioramas.
