Los celos del Führer

Los celos del Führer

Se ha especulado mucho sobre la muerte de uno de los mejores militares del ejército alemán de la 2ª Guerra Mundial, el mariscal Erwin Rommel. Parece claro que se le ordenó suicidar, ¿pero porqué?, ¿realmente sabemos el motivo de tan drástica orden?

La teoría más sobada pretende mostrárnoslo como a un hombre desengañado con el régimen nazi, alineado al servicio de la resistencia clandestina contra Hitler. En el fondo se nos presenta como a un traidor, pero información desclasificada sacada de los antiguos archivos de la desaparecida URSS ha venido a sacar luz sobre tan trágico suceso. Más de 12 volúmenes de 500 hojas cada uno y abundante material fotográfico conforman el dossier conocido como «Loki», en el que se archivan los hechos que siguieron y que trataremos de resumir.

Después de su heróico comportamiento en África el mariscal de campo Erwin Rommel se encontraba de vuelta en Europa donde, pese a su enfermedad, cada vez era más veces requerido a la presencia del führer. Como si se tratase de un talismán Adolfo Hitler no lo quería perder de vista, siempre lo quería a su lado como si eso fuera a cambiar el negro panorama que se empezaba a vislumbrar sobre el amplio escenario de la guerra. Esto obligó al mariscal a realizar contínuas visitas al refugio que el dictador tenía en los Alpes, en Berchtesgaden, donde se le invitaba con la excusa de que era para que mejorase su salud. Allí a Rommel no le dejaban hacer nada, se le obligaba a estar y a descansar. Pero como era un hombre de acción pudo vencer el aburrimiento paseando a la pareja de pastores alemanes del Führer: Loki y Blondie. Si, pareja de macho y hembra, que es otra de las novedades que desentierra este dossier, ya que tradicionalmente se creía que Blondie era la única perra que tenía Hitler (a la que mató para probar el veneno con el que se suicidó).

El caso es que Loki, el macho, pronto se encariñó con el mariscal, a quien obedecía a pies juntillas en toda clase de ejercicios y juegos (foto adjunta), y esto fue lo que provocó la ruina del hombre y la de su mejor amigo. Un día, mientras Rommel pasaba el tiempo con los perros, Hitler y su camarilla salieron a su encuentro para reponer fuerzas antes de la siguiente reunión. En ese momento Lokí, sin separarse de Rommel, rechazó las llamadas de Hitler sin querer jugar con los palos que le arrojaba, dejándolo en evidencia de sus acompañantes. Rápido a la cólera el führer tiró al perro una piedra que accidentalmente dio en el hombro de Rommel. Sin vacilar el perro se abalanzó sobre su amo, dejando claro su cambio de fidelidad, pero gracias a la intervención del grupo Loki sólo llegó a morder a Göring. Rommel, estupefacto, llamó al animal que inmediatamente volvió a su lado.

No queda registro de la mirada de hielo que Hitler debió intercambiar con el antiguo jefe del Afrika Korps, pero según los testigos se le oyó mascullar: «te mataré», suponiendo todos que se dirigía al desafortunado perro. Pero no sólo se lo dijo a Loki, en realidad la amenaza se pronunció sobre los dos. Así es como de Loki no se supo nada más, como si nunca hubiera existido, y el valiente mariscal no tardó en sufrir los celos de su vengativo führer.

Como prueba evidente de esta intriga parece que la misma teoría de la conspiración fue creación propia de Adolfo Hitler, que un tanto avergonzado por asesinar a Rommel por tan absurdo motivo prefirió inventarse la historia que hasta ahora habíamos tomado como verdadera.