El Goliath
Este artefacto era un mini tanque explosivo que se utilizaba para destruir núcleos de resistencia difíciles de superar. Se aproximaba al objetivo mediante una emisora de control remoto, con bastante agilidad y rapidez, y podía transportar hasta unos 70 kg de carga explosiva. Pero lo que más nos deja perplejos es la contradicción de su propio nombre «Goliath», ya que siendo un pequeñajo no tiene nada que ver con el filisteo gigantón de la Bíblia. Un «naming» trabajado debería haberlo llamado «David», pero una vez más comprobamos que el sentimiento se antepone a la lógica, aunque se elija el nombre de un derrotado y humillado brabucón.
La Guerra Mecanizada
La División Azul, como la unidad militar más culta de toda la historia, estaba totalmente preparada para esa guerra mecanizada que los alemanes desarrollaban con alarde en todos los escenarios de la conflagración mundial. Conductores y mecánicos, de entre universitarios, profesores, militares, periodistas, etc., constituían un elevado contingente dentro de la división, cuya llegada al frente advirtió con sorpresa que esa imagen tan moderna y veloz de hacer la guerra no era la misma en todas partes, ni estaba reservada por igual entre las diferentes unidades de combate. En realidad la guerra de tracción animal, la de toda la vida, era la más generalizada entre las tropas del III Reich, algo que la propaganda alemana no destacó en sus informativos por no ser muy novedosa y que los españoles descubrieron con desagrado y decepción. En general los divisionarios no se entendieron mucho con sus vehículos tradicionales y los mandos alemanes…
Hessler y su poderío
La película de La Batalla de las Ardenas (The Battle of the Bulge) de 1965, fue una producción americana rodada prácticamente en su totalidad en España. El actor inglés Robert Shaw encarnaba al coronel Hessler (guerrero germano por excelencia) que en la película comandaba los tanques M47 Patton americanos (probablemente de la base del Goloso de Madrid), en vez de los Tigre I y II que históricamente deberían haber aparecido, pero que el presupuesto imposibilitó. En cualquier película bélica esto sería una aberración, pero como todo lo demás es excelente el error queda compensado. En Sector 6 hemos puesto las cosas en su sitio y colocamos a nuestro Hessler en el tanque con el que siempre debió combatir, el Tigre I… Aunque no sea de la misma división que participó en aquella última gran ofensiva alemana del frente occidental.
Gazala
La primera vez que Erwin Rommel asedió Tobruk tuvo que levantar el cerco ante la ofensiva realizada por las fuerzas de la Commonwealth en la Operación Crusader. Pero el mítico mariscal, haciendo alarde de su mote «el zorro del desierto», contraatacó en Gazala marcándose el farol de contar con fuerzas muy superiores. Esta victoria fue la que al final rindió la ciudad-fortaleza de Tobruk junto con sus más de 33.000 defensores.
Huellas de la guerra
En Madrid, en la Alameda de Osuna, se encuentran estas curiosas construcciones defensivas de muy diferentes épocas. Por una parte el castillo de Barajas y de otra una casamata de la Guerra Civil española. Además anterior al viejo castillo también había en el mismo emplazamiento un asentamiento prehistórico, lo cual indica el importante valor estratégico del lugar. El conjunto se puede visitar los fines de semana, y para completar el día es muy recomendable acercarse al parque de El Capricho, residencia de los duques de Osuna (edificado con parte de las piedras del castillo) auténtica joya que hace mucho honor a su nombre. En él se estableció el cuartel general del bando republicano y por consiguiente tiene varios refugios antiaéreos en bastante buenas condiciones que dicen que los abrirán al público en el 2016. Visita 100% recomendable y gratis.
Don Fortún el cruzado
Don Fortún es buen conocedor de las noticias sobre los infames crímenes que los turcos selyúcidas cometen contra todos los peregrinos cristianos que tratan de llegar a Jerusalem. Hace poco constató que los 100.000 peregrinos (en su mayoría campesinos) dirigidos por Pedro el Ermitaño fueron aniquilados por los infieles. Esto es lo que en conciencia y por justicia le ha empujado a tomar las armas en defensa del más débil contra tan vil enemigo. Sabe que este es superior en todos los aspectos menos en el más importante, en el espíritu; por eso está decidido a combatir contra el impío aunque en el empeño deje sus huesos en tierras tan lejanas. Lo que nunca imaginará D. Fortún es que en el futuro su arriesgada y noble acción será muy criticada por sus propios descendientes.
No sólo militaria
Tenemos el honor de anunciar la nueva edición de la mejor feria del coleccionismo militar en España, que tendrá lugar este fin de semana en el Pabellón de Cristal de la Casa de Campo de Madrid. Se esperan grandes novedades y atracciones para deleite de todos los amantes de espíritu guerrillero. ¡Nos vemos allí!
MG 131
El Messerschmitt Bf 109F (Friedrich) iba dotado, entre otras armas, con un par de ametralladoras MG 131 de 13 mm, con 300 proyectiles cada una, situadas sobre el motor. En nuestro modelo no estaban hechos ni los agujeros del fuselaje para montar estas ametralladoras, por lo que tuvimos que empezar desde cero. Lo más difícil fue dar con el tamaño adecuado y conseguir las piezas de las bocachas de fuego. Hay que indicar que en el montaje se deben de poner las dos MG una un poco más adelantada que la otra, ya que la secuencia de tiro las dejaba en esa posición. El resultado es el que mostramos gráficamente.
La tragedia del Aldmiral Graff Spee
La versión oficial sobre el hundimiento del acorazado de bolsillo Aldmiral Graf Spee es una burda patraña propagandística de nuestro fantasioso enemigo. Según parece hemos sido nosotros mismos los que hemos barrenado el buque en las proximidades de Montevideo ante el temor de creer que estaba rodeado por innumerables fuerzas británicas. ¡Qué lejos de la realidad! Lo único cierto es que en la batalla del Río de la Plata, previa al hipotético hundimiento, ha sido este glorioso acorazado el que repartió leña entre los tres barcos enemigos que se le enfrentaron. Tras el combate , y después de reparar algunas averías en el puerto de la capital Uruguaya, el Graf Spee volvió a salir rematando a la flotilla enemiga y poniendo rumbo al sur para dirigirse al Pacífico. Los ingleses alegan que tienen 20.000 testigos del hundimiento, multitud que desde la costa pudo ver cómo se venía a pique un barco de guerra, pero del que realmente ignoraban su procedencia. Pues no era otro…